El ejercicio físico y una alimentación adecuada son esenciales para mantener una salud óptima a cualquier edad, pero adquieren una relevancia particular en las personas mayores. La inactividad física se asocia con el desarrollo de enfermedades comunes en la tercera edad, como problemas cardíacos, diabetes e hipertensión, además de contribuir a la pérdida de autonomía física y mental que puede llevar a la dependencia.
La tercera edad es una etapa vital donde debemos prestar especial atención a la salud física, mental y socio-afectiva. La actividad física puede influir positivamente en estas áreas, ayudándonos a vivir de manera más saludable, feliz y autónoma, siempre y cuando se practique con precaución y adaptada a las características y necesidades individuales. ¡En Asistenzia te contamos por qué es tan importante!
¿Por qué deben hacer deporte las personas de la tercera edad?
La actividad física en personas mayores ofrece una amplia gama de beneficios físicos. Ayuda a prevenir el envejecimiento prematuro, tanto interno como externo, y reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, hipertensión, trombosis, problemas respiratorios y digestivos. Además, previene atrofias, lesiones musculares y óseas, mejorando la movilidad articular y manteniendo una buena capacidad respiratoria. Potencia la fuerza, resistencia y flexibilidad, mejora la coordinación y el equilibrio, y reduce el riesgo de caídas. También ayuda a mantener un peso saludable y prevenir la obesidad, facilita la recuperación tras enfermedades o lesiones, y fomenta la independencia física. La actividad física regular puede reducir la necesidad de medicamentos para tratar la depresión, el cansancio, el insomnio o la ansiedad, y disminuye las visitas al médico, contribuyendo a reducir el gasto sanitario.
Impacto en las salud mental
La actividad física también tiene un impacto significativo en las capacidades mentales y la salud psicológica de las personas mayores, especialmente cuando se combinan con elementos que ejerciten la mente. Los beneficios incluyen la mejora de la memoria y atención, incrementa la autoimagen y la autoestima, mejora el estado de ánimo previniendo y mejorando condiciones como la depresión y la ansiedad, y ayuda a mantener la independencia mental.
En una etapa de la vida donde a menudo se pierde el nexo social proporcionado por el trabajo, la jubilación, y los hijos viviendo fuera del hogar, la actividad física en grupo puede proporcionar múltiples beneficios socio-afectivos. Proporciona actividades de ocio significativas y saludables, evita la soledad y la depresión asociada, facilita la integración en un grupo social, y permite hacer nuevas amistades con personas de la misma edad y diferentes intereses. Además, el contacto con personas más jóvenes, como monitores o compañeros de actividad, puede tener un efecto rejuvenecedor.
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