El 25 de noviembre no es solo una fecha más en el calendario, es un día que nos invita a reflexionar sobre una de las problemáticas más urgentes de nuestra sociedad: la violencia contra las mujeres. Aunque los avances en sensibilización y legislación han sido significativos, los datos nos muestran que estamos lejos de erradicar esta grave vulneración de derechos humanos.

Datos inadmisibles sobre violencia contra las mujeres

Según informes recientes, el 86% de las víctimas de delitos contra la libertad sexual son mujeres, y preocupantemente, el 42,6% son menores. Estos números reflejan no solo la magnitud del problema, sino también la urgencia de seguir trabajando en la prevención, concienciación y educación. La violencia no siempre se presenta de manera evidente. A menudo, está enmascarada en conductas que hemos normalizado o que no sabemos identificar como dañinas. Por ello, es fundamental reconocer que:

• Tener sexo sin consentimiento es violación.
• Compartir contenido íntimo sin permiso es delito.
• Amenazar para obtener fotos privadas es acoso.

Cada uno de estos actos no solo está tipificado en la ley, sino que además refleja dinámicas de poder y control que perpetúan la desigualdad de género. Reconocerlas y denunciarlas es el primer paso para desmantelar estas estructuras.

La vergüenza debe recaer sobre el agresor

Un aspecto clave en la lucha contra la violencia de género es trasladar el foco hacia los agresores. Tal como subrayan las campañas recientes, la vergüenza no debe recaer sobre las víctimas, sino sobre quienes ejercen el maltrato. Los agresores son personas comunes cuya violencia se desarrolla en una espiral de dominio y control.

Aquí es donde la sociedad desempeña un papel crucial. Los entornos cercanos tienen el poder de influir, apoyar y, sobre todo, rechazar cualquier acto de violencia. Mantener la puerta abierta para que las víctimas encuentren un espacio seguro al dar el paso hacia la denuncia es una responsabilidad colectiva que no podemos ignorar.

Prevención para un futuro sin violencia

Erradicar la violencia contra las mujeres no es solo un desafío ético, sino también un compromiso hacia un mundo más justo y equitativo. Sin embargo, los recursos destinados a la prevención siguen siendo insuficientes. Es imprescindible invertir en educación, campañas de sensibilización y apoyo integral para las víctimas. Estas acciones no solo ayudan a las mujeres a recuperar su vida, sino que también abren el camino hacia una sociedad más igualitaria.

En Asistenzia creemos firmemente en la importancia de conmemorar este día, no solo para recordar a las víctimas, sino también para alentar a la acción. Este 25N, invitamos a reflexionar, a identificar actitudes que perpetúan la violencia y a construir entornos donde prime el respeto, el consentimiento y la igualdad. Porque de la violencia de género se puede salir, y como sociedad, tenemos el deber de acompañar ese proceso.